viernes, 1 de abril de 2011

¿Cómo dice que se llama usted?

En un país mayoritariamente religioso, donde el “gracias a Dios” y el “si Dios lo permite” están presentes a todas horas y en toda circunstancia, el viajero esperaría encontrarse con personas cuyos nombres estuvieran, digamos, más acordes con el santoral de la iglesia o el almanaque bristol hispano americano. Nada de eso.

La fórmula ¿cómo dice que se llama usted? se constituyó en la repetida y obligada pregunta del recién llegado, ante la imposibilidad de entender, en primera instancia, nombres como Bellanire, Waquidia, Marondy o Numencio. Con el paso de los meses, uno se va acostumbrando a tan multicolor hecatombe onomástica, regodeo de lingüistas y júbilo de lexicógrafos.

En su desmedida afición por la singularidad, tan propia de los dominicanos, destacan algunos personajes que aportaron pinceladas de supuesta cultura a este delirio. El dictador Trujillo puso a sus hijos nombres de personajes de la ópera Aida: Ramfis y Radamés, nada menos.

Se dice que, durante la represión antiizquierdista del presidente Balaguer, centenares de padres contestatarios expresaron su protesta bautizando a sus hijos con nombres de simbología comunista: Hochimín, Sovietski… incluso Stalin y Lenin, que ya son ganas.

Con el rechazo frontal del cura de la parroquia, alguien, hacia 1940, tuvo la idea de tributar su mejor creación, sus hijos mellizos, a dos estrellas cercanas a su ideología: Hitler y Mussolini. La embajada de Italia, complacida, envió al admirador dos retratos autografiados de los líderes fascistas.

En esta alucinante carrera hacia la conquista de lo peculiar, destacan disparates que acompaño de sus apellidos para que puedan apreciarse en su justa dimensión: Expreso Valdés, Meningitis Rodríguez, Etcétera Vázquez, Suéter Pons o Albania Urss Díaz.

Siempre no fue así. En algún tiempo, lo habitual era bautizar al recién llegado con el nombre del santo del día, con la nota pintoresca de que, a veces, se utilizaba únicamente la denominación religiosa genérica del santoral como, por ejemplo, Nuestra Señora Rodríguez, Apóstol Santiago González, o Beata Sánchez. Acaso surgían combinaciones poco ortodoxas, como Santa Bileisy o Pura Inmaculada Virgen, cuando no Epifanía de Jesús, Corpus Christi o incluso un Nolaborable Pérez.

La crisis de las ideologías, hacia los ochenta, dio paso al culto a lo norteamericano, a la hamburguesa, la novela rosa y la televisión. Florecen aliases infelices, verdaderas atrocidades como Macdonal Garrigues, Usamade Ramos  -por lo de “made in USA”-  o Usmail Álvarez  -aunque el correo americano no tuviera nada que ver con la llegada del pequeño-, Gary Cooper Fernández, Disneya García, Yuleidy Castaño, Minellys del Pozo -por Liza Minelly-, Pelusa María Novoa, -por “pelusa” Maradona- y así sucesivamente.

Aporto un toque político singular: Rubalcaba Martín Gala tampoco quedaría mal.


IMAGEN: Portada del "Almanaque Bristol", publicado para América Latina desde 1832. Entre su contenido destacan datos astronómicos, previsión del tiempo para todo el año, horóscopo y santoral. Similar al español "Calendario Zaragozano".


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