viernes, 1 de abril de 2011

Bachata

Dentro del ambiente de la música caribeña, el merengue ha jugado siempre un papel preponderante. Algunos lo consideran, no sin razón, el baile nacional dominicano, el folclore nacional. Su tono alegre y desenfadado es lo que más suena, durante las 24 horas del día, en las radios del país.

El segundo o tercer puesto, salsa mediante, en un imaginario ranking de popularidad, se le podría adjudicar a la bachata, un ritmo híbrido del bolero, con algunas influencias de origen africano y otros estilos como el merengue citado, el cha-cha-cha, el son y el tango.

Desdeñada hasta un pasado reciente, esta música se consideró propia de las clases populares, y llegó a definirse como “música de amargados”, que no habrá en el mundo mayor infamia y baldón para una música. No obstante, el interés por la bachata surgió en los años 80, con el esfuerzo de algunos compositores dominicanos que vieron en ella el nacimiento de un nuevo género, aportando una visión diferente a la que articulaba esta expresión musical con lo urbano y de bajo estrato social. La expansión de los medios masivos de comunicación y el auge del turismo hicieron el resto.

La bachata reproduce el mismo espíritu melancólico, nostálgico y de animosidad amorosa de otras expresiones musicales latinoamericanas, como el tango de los barrios porteños de Buenos Aires, combinando pasión, amor y desamor, con la nostalgia del migrante.

Haciendo clic en la flechita de más abajo se puede escuchar
Obsesión, la bachata de mayor éxito internacional del grupo dominicano Aventura.



Etimológicamente, la palabra bachata tiene un origen africano para designar la juerga, el jolgorio y la parranda. Algunos vislumbran un antecedente español en el fandango. Con estos datos, no es de extrañar que se la hubiera considerado como una forma de recreación popular, una fiesta que se realizaba en cualquier patio, bajo la sombra de un árbol callejero o en una esquina cualquiera.

La mención más antigua sobre la bachata aparece en un documento de 1922 referido a los hombres del poblado de Sabaneta, que dice así: “encuentran en el pueblo todo lo que puede halagar sus vicios y apetitos mal contenidos: peleas de gallos, golosinas y ron. Pero lo que más les encanta y atrae es la bachata, de guitarras y cantos y boleros. Allá están largas horas, entre trago y trago, sin preocuparse para nada de la heterogeneidad social del conjunto, ni del hálito asfixiante con que el polvo y el sudor enrarecen el ambiente, ni de la forma incivil con que se arrebatan unos a otros las bailadoras, hasta que, muy entrada la noche, vuelven achispados al hogar”.

Nada raro que, inmersos en tamaña batahola, se olviden por completo de heterogeneidades, hálitos y formas otras que no sean las curvas de las atractivas bailadoras.

¡Tiempos pasados que no volverán!


IMAGEN: Fragmento del cuadro "Bachata", acrílico sobre tela de la pintora ecuatoriana Paulina Altuna, hoy residente en Suiza.

No hay comentarios: